La Alienación Urbana en República Dominicana
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Esto fue algo que escribi para una clase de Interpretación y Análisis de Textos Discursivos:



En República Dominicana ya el “ser pobre” y “tener problemas económicos” han dejado de ser conceptos equivalentes. Las necesidades básicas del dominicano común han sufrido un desequilibrio donde el presupuesto para el “bonche” o la ropa han pasado a ser más importantes que el presupuesto alimenticio y educativo familiar. La Sociedad Dominicana enfrenta una extrema alienación de su propia realidad, en la que los valores tradicionales de la austeridad y la moderación han sido reemplazados por la vanidad y la gula.

Estas situaciones resultan aún más evidentes al observar como las protestas por el nuevo toque de queda impuesto a bares y discotecas han sido mayores que la de los aumentos de la gasolina, los alimentos y la implantación de nuevos impuestos. Incluso es común que familias hipotequen sus casas porque es una obligación el viaje de Navidad de cada año, así como el comprar un vehículo mejor porque el vecino ya cambió al nuevo modelo.

La Sociedad ha desechado al ciudadano ejemplar que tras años de trabajo logra pagar la deuda de su casa, prefiere pagar la universidad de sus hijos, logra tener un vehículo propio y paga los servicios de su vivienda a tiempo, por el nuevo paradigma del éxito que es comprendido por la ostentosidad del funcionario político y el pelotero.

El buen funcionamiento de las ciudades es resultado del comportamiento de sus ciudadanos, y sin embargo las nuestras son puras exhibiciones de la combinación de una pobreza desorientada y de una riqueza jactanciosa promovida por los mismos líderes de la población. Y es que tenemos superpuestas dos clases de pobreza: una mala, consistente en la carencia de bienes materiales y otra mucho peor, que es la carencia de ideales altruistas.


Como ciudadanía, nuestro deber es promover esos valores iniciales que son la sobriedad, la austeridad y la valoración por el trabajo y la dignidad humana antes de que nuestras ciudades terminen convirtiéndose en junglas de asfalto, pues sólo una ciudad digna es el hogar de una buena Sociedad.



Lilula