La Universidad como centro de formación
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La universidad es más que una infraestructura o una organización con título y fines puramente burocráticos. Es en realidad el grupo de personas que a través del estudio y la investigación buscan llegar a mayores niveles de educación, o como dice el manual de Orientación Universitaria, el grupo dedicado a “la búsqueda de la verdad”. Es en ella donde perfeccionamos nuestros conocimientos adquiridos durante el bachillerato y ejercemos la decisión de qué carrera perseguir durante cuatro años.

Sin embargo, en la universidad no sólo adquirimos conocimientos técnicos, científicos y culturales, sino que tomamos materias extracurriculares y electivas, pertenecientes a la facultad de la vida y la escuela del crecimiento personal. En el ejercicio de la vida universitaria perfeccionamos la capacidad de liderazgo, la organización, trabajamos el pánico escénico, la responsabilidad e incluso la puntualidad. Y es que una vez el estudiante entre a la universidad, el peso de la misma cae totalmente sobre sus hombros. Ya sus padres no tienen control total de él. El asistir a clases, estudiar, hacer sus deberes, etc. dependerá únicamente de él y su disposición. Ya los maestros no le llamarán a él ni a sus padres para corregirle como sucedía en el colegio.

También el estudiante aprende a usar su tiempo. Decide con qué grupo socializar, si convertirse en uno de los vagos que se pasan el día en la cafetería en relajo o si ser un cerebrito de la biblioteca. Cada una tiene sus ventajas y desventajas ya que por un lado, pasará en A la materia del coro y por otro lado, pasarán años antes de poder terminar la carrera, si es que decide hacerlo. En realidad, es cuestión de equilibrio pues hay conocimientos que no se adquieren en los libros. La sabiduría y las ciencias se aprender de formas distintas.

Al final, la universidad ofrece varias cosas, entre ellas una gran libertad que también viene con una gran responsabilidad. Es cuestión de aprender a discernir entre lo que nos conviene y lo que no es decir, debemos ser egoístas con nuestro tiempo si queremos alcanzar esa meta. Imitemos la fábula de la hormiga y la cigarra; trabajemos arduamente durante el verano y preparémonos para los tiempos de adversidad. Ese es el objeto de la universidad: convertir a los jóvenes en hombres capaces y eficaces para la vida en la sociedad.


Lilula